lunes, 27 de octubre de 2008

Descubierto en el cerebro el “circuito del odio”

Se dice que hay una línea muy fina entre el odio y el amor y ahora una nueva investigación científica parece demostrarlo.

Las personas que ven imágenes de alguien a quien odian despliegan actividad en diversas áreas del cerebro que, todas juntas, formarían un “circuito del odio”, señala una investigación reciente realizada por la University College London (UCL).





Este circuito, señalan los científicos, sería diferente al que se activan en el cerebro con otras emociones, como el miedo, aunque todas las emociones compartan algunas zonas cerebrales.



Pasión "interesante"

"El odio a menudo es considerado una pasión malvada que debe ser reprimida, controlada y erradicada" explicó el profesor Semir Zeki, del Laboratorio Wellcome de Neurobiología de la Universidad de Londres y quien dirigió el estudio.

"Pero para los neurobiólogos el odio es una pasión tan interesante como el amor".
"Porque igual que el amor, el odio a menudo parece ser irracional y puede conducir al individuo a conductas heroicas o malvadas. ¿Cómo es posible que dos sentimientos tan opuestos conduzcan al mismo comportamiento?".

Esa es la pregunta que se planteó el profesor Zeki al iniciar este estudio, que es la continuación de otras investigaciones previas en su laboratorio sobre los mecanismos cerebrales del amor romántico y el amor maternal.

En el nuevo estudio Zeki y su equipo se concentraron específicamente en el odio que siente el ser humano hacia otro individuo.


El estudio fue realizado con 17 individuos, hombres y mujeres, a los que se les escaneó el cerebro mientras veían imágenes de personas odiadas y de otras que no lo eran. La actividad cerebral registrada se localizó en estructuras de la corteza y subcorticales (putamen e ínsula), e implicó a componentes vinculados a la generación de comportamientos agresivos.





El “circuito del odio” también activó una parte de la corteza frontal considerada esencial para la predicción de las acciones de otros. Esta capacidad es importante cuando alguien se enfrenta a quien odia. En próximas investigaciones, los científicos analizarán la actividad cerebral en relación a diferentes tipos de odio: no sólo hacia una única persona, sino hacia diferentes grupos sociales (como grupos raciales, políticos o de género).



Alfredo//DG

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